la señora de las especias

"La vida hauria de ser com ja només la podem descobrir en les mirades d'alguns nens."

sábado, enero 31, 2009

Arriba y abajo agarrada a una pelusa de cardo


Era una niña curiosa, con esa curiosidad desorbitada que tienen algunas niñas, capaces de hacerse 30 preguntas a la hora.
Una niña alegre, avispada, risueña...
Todo lo demás vino por mi irrefrenable admiración por las pelusas de las semillas de los cardos, brujas las llamabamos.
Siempre había alguna, en mi ventana, en la puerta de la calle, en el patio del colegio, en el camino por el que paseaba con mi madre...
Me encantaba cojerlas y hacerlas volar, ver como subían y bajaban, como se quedaban en un tejado o caían al arroyo y seguían el camino.
Me gustaban tanto que un día, al lanzar una de ellas pidiendo un deseo como siempre, olvide soltarla y me llevo con ella, desde entonces mi vida es esta montaña rusa en la que todo es arriba y abajo, lo más alto y luego al suelo, turbulencias, velocidad, sol, tranquilidad, suspensión, arrastre.

Ahora voy subiendo, Eros poquito a poco se recupera, todo está quedando en un gran susto.

jueves, enero 29, 2009

Eros, mi gordi



Naciste de espaldas al mundo, con ayuda ya que no sabias muy bien hacia donde ibas, pero tú ibas.


No parabas de comer, jugar y dormir, todo en ti era vida.


Crecías y crecías, durante tanto tiempo que parecía que nunca terminarías.


Siempre has sido un bebe, tu niño interior está fuera y en el interior no hay ningún adulto.


Estos años no has estado sólo a mi lado, has estado en mí.


Cuando he caído nunca has dejado que tocara el suelo, siempre has sido un resorte que volvía a empujarme arriba. Siempre en silencio pero ahí.


Hemos jugado, reído, cantado, llorado... vivido.


¿Quién era yo cuando no estabas?


No me faltes nunca.


Que el universo nos ayude y te pongas bien, que recuperes esas ganas de vivir cada instante sin pereza.

lunes, enero 12, 2009

Cupressus

Energía yang en su pura esencia.

Aplomo de sobriedad pétrea, enraizamiento eterno, oración a Plutón, longevidad salpicada de muerte.

Perfección asfixiante, pureza de mártir, instrumentos sacramentales con tu madera, solemnidad en tu anclaje.

Perfume embriagador para unos y asfixiante para otros que repelen tus cualidades.

Ni el frío helador del invierno ni el calor abrasador del verano aplacan tu porte altivo, suspendido entre el cielo y la tierra, suspendido entre la muerte y la eternidad, inmutable.

Todo aquel que soporte vivir o descansar bajo tu presencia estará protejido de toda enfermedad, toda provocación, todo mal; todo aquel que lo soporte.